Sesión de psicoterapia positiva, ¿cómo es?
¿Cómo es una sesión de psicoterapia positiva? Mira por este agujerito…
A menudo no sabemos exactamente en qué consiste una sesión de psicoterapia, ni lo que ocurre dentro de un despacho de psicología. Con este post vas a poder descubrirlo.
Vamos a conocer a Almudena y vamos a mirar por un agujerito una de sus sesiones. Por supuesto hemos modificado el nombre para salvaguardar la confidencialidad y le hemos pedido permiso para poder publicar este post.
Almudena acude después de 4 meses sin venir. En Julio nos vimos por última vez, y poco después falleció su madre. Ha estado muy liada entre el trabajo (es azafata y hace vuelos de largo recorrido) y realizando gestiones, viajando a menudo a la localidad de donde era su madre, por lo que ha tenido mucho lío. También reconoce que sentía que se iba a desbordar si venía y hasta ahora no se ha sentido preparada.
En primer lugar, relata a su manera y desde su perspectiva todo lo que ocurrió desde momentos antes del fallecimiento, hasta la actualidad. En ocasiones se desborda y llora, pero luego se calma. Noto cómo utiliza el sentido del humor y el optimismo como estrategias para sobrellevar el dolor, de manera intuitiva y a la vez acertada, y así se lo hago ver por enésima vez, para que identifique sus recursos más idiosincrásicos y los refuerce aún más, si cabe.
Expresa cosas preciosas, en una demostración de resiliencia que solo he visto cuando las personas más sufrimos, como que este dolor y esta pérdida le ha unido a su padre, y eso la sorprende y reconforta en igual medida, ya que su relación era distante, emocional y físicamente.
Aparecen otras palabras, otras emociones como alivio (su madre estaba deteriorada y sufría de una dolencia que le restaba calidad de vida y preocupaba y llenaba de dolor a la familia), enfado (aparece por ahí la posibilidad de negligencia médica, aunque no ha querido dejarse llevar por la necesidad de hacer justicia, mejor dejar las cosas en paz, qué hubiera cambiado? le habría dado una semana más de vida?) culpa (surgen las típicas preguntas que nuestra necesidad de control nos lleva a formular, los ¿y si…. ? ¿y si la hubiera puesto el oxígeno de nuevo, antes de irme? el ¿y si no me hubiera marchado el lunes ? de su pareja… “habría estado contigo” dice.
El caso es que nadie sabe qué va a pasar, cómo van a ser las cosas, ni cuándo van a ser. Solo lo hacemos lo mejor posible en esos momentos en que el dolor duele incluso en el cuerpo, y la opresión es tan grande que cuesta hasta respirar). Emociones que van meciéndola, entre las cuales se mueve dejándose llevar, pero sin abandonarse a ellas.
El duelo es un proceso único para cada persona. Aunque sí compartimos algunas cosas, como que si evoluciona correctamente, el dolor va disipándose. Nuestro cerebro va aceptando la nueva realidad, recolocando cosas, intentando compensar o cubrir vacíos… Esas emociones son normales, y es fascinante cómo Almudena las resuelve, de manera intuitiva.
Su peor temor, aquello de lo que llevaba meses hablándome en nuestras sesiones, se había cumplido. Y ella estaba siendo capaz de gestionarlo. ¿Cómo? como ella mejor sabe hacerlo todo. Con mucho amor y cariño, con la creatividad e imaginación que la hace única. Con ese maravilloso sentido del humor que le conecta con cualquiera que se le cruce y disipa el dolor como si fuera una barita mágica. Y con esa esperanza y optimismo que la hace tener fe en que un día se sentirá mejor.
– Hay días en que me siento bien, Esther,¡ y me siento culpable! – Me dice, como planteando una contradicción irresoluble.
– Bueno, nuestro cerebro necesita escapar del dolor, no puedes estar sumida en el duelo eternamente, porque así no lo estarías haciendo bien. Poco a poco la cosa ha de normalizarse, es normal que eso te esté pasando, porque es señal de que tu cerebro funciona bien. También es necesario, ya que hay que desconectar de lo negativo para ir digiriendo la pérdida y no quedarse atascada en ese enfado, o en esa culpa, o en esa tristeza. Lo estás haciendo bien, fuera culpa.
– Pero si no me siento mal, siento que la fallo.
– Claro, porque sientes que es lo que te une a ella. Pero el vínculo con tu madre puede ser ese, negativo, o puede ser otra cosa. Puedes sentir que sigues conectada a ella desde algo mucho más potente, y que no te haga sufrir injustamente. Tú eliges cómo quieres recordarla.
Almudena se queda pensando, en el esbozo de esquema que le he hecho en un papel, hay una palabra: vínculo, y una flecha hacia el dolor y la culpa y otra flecha hacia una interrogación.
– “Tengo que encontrar respuesta a ese interrogante” – dice, finalmente.
– Bueno, tienes todo el tiempo del mundo. Según el dolor vaya calmándose, verás la respuesta más clara.
Almudena se siente bien. Dentro del dolor que está viviendo cree que tiene recursos, hay una extraña calma en su interior, y quiere probar a procesar este dolor ella sola. Por supuesto estoy ahí por si ella necesita algo, pero me despido de ella, deseándole lo mejor.
Es curioso, normalmente asociamos el alta terapéutica a un nivel de bienestar determinado. Pero las emociones positivas pueden florecer y convivir incluso con el dolor más intenso.
Como ves, una sesión de psicoterapia permite elaborar conceptos y desarrollar estrategias para que puedas manejar mejor tus emociones. Si tienes alguna emoción que te está desbordando y no sabes cómo gestionarla, te recomendamos que nos lo cuentes en un espacio confidencial y seguro para que podamos asesorarte y buscar una solución juntos. Puedes hacerlo reservando una primera sesión gratuita con nosotros PINCHANDO AQUÍ MISMO.